
Anoche, para mi mala suerte, dejé el volumen en alto (mi tic no es infalible) y casi se me caen las orejas cuando Gisela estaba agradeciendo a «la Universidad César Vallejos». Dios mío. ¡César Vallejos! ¡¡Vallejos!!
Esto no es motivo de risa. En serio. En un peruano (por no decir: en un peruano que afirma haber escrito un libro), cometer una torpeza de ese calibre es casi, casi como decir: «Miguel Graus» o «Mario Vargas Llosas».
Creo que debería hacerse una rectificación en el siguiente programa. De ser posible, Gisela no debería hablar en toda la emisión del próximo sábado a manera de castigo. O al menos, ¡por lo que más quieran!, que alguien le escriba los libretos.
Por si no creen que el mal es contagioso, una de las integrantes del jurado, Morella Petrozzi, ya llega a enfurecer con sus frecuentes dequeísmos («dice de que», «piensa de que»). Un poco más de cuidado, ¿no?
Esto no es motivo de risa. En serio. En un peruano (por no decir: en un peruano que afirma haber escrito un libro), cometer una torpeza de ese calibre es casi, casi como decir: «Miguel Graus» o «Mario Vargas Llosas».
Creo que debería hacerse una rectificación en el siguiente programa. De ser posible, Gisela no debería hablar en toda la emisión del próximo sábado a manera de castigo. O al menos, ¡por lo que más quieran!, que alguien le escriba los libretos.
Por si no creen que el mal es contagioso, una de las integrantes del jurado, Morella Petrozzi, ya llega a enfurecer con sus frecuentes dequeísmos («dice de que», «piensa de que»). Un poco más de cuidado, ¿no?
Fotografía: Caretas.
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