
Sin duda, el reportaje en el que Medina acusa al jugador de abandonar la concentración peruana antes del partido contra Brasil ha sido uno de los tropiezos más lamentables —y tercamente no reconocido— de la conductora. Paolo Guerrero demostró que nunca había salido en horas de la madrugada, como se afirmó en la revista Magaly TV, en virtud de unas fotografías que aparentemente no fueron captadas por los propios reporteros de la revista, sino por un colaborador ocasional adicto al Ampay Fono. «Es una cortina de humo», reclamó Medina al salir del juzgado. Manotazos de ahogado, que le llaman. Lo que creemos es que la conductora debe ser consecuente con la honestidad y el apego a las normas que proclama en la pantalla. Así como se horroriza ante los engaños amorosos y otras actitudes que ella considera indecorosas entre los miembros de la farándula, debería saber que la difamación es un delito que causa mucho daño y que en nuestras leyes se condena con la cárcel. Así son las reglas y hay que respetarlas.
Fotografía: Magalyteve.com